CÓLICOS DEL LACTANTE

Los cólicos tienen una definición científica bien específica, y un sinfín de mitos y folklorismos a su alrededor.

Hace aproximadamente tres años escribí mi primera nota sobre cólicos del lactante, relatando aquello que estudié, contando qué me sirvió a mí y qué no. La realidad es que cuando lo pienso en retrospectiva siento que lo que estudié sólo me sirvió para llenarme de ansiedad, y lo que más utilicé fue una colección de consejos amigables e información de boca en boca que recopilé para este escrito.

Los cólicos son episodios de llanto que duran más de 3hs por día, más de 3 días a la semana, más de 3 semanas en un año, en niños por lo demás, sanos. Y ocurren en el 40% de los niños, aunque a los fines prácticos este número se acerca más al 80%.

Los cólicos del lactante sólo pueden ser catalogados como tales si se presentan tras haber descartado fiebre, ver que hay buena técnica alimentaria, un patrón de sueño aceptable y buen ritmo de diuresis y catarsis (pis y caca). A su vez siempre conviene recurrir al pediatra para descartar algunas patologías frecuentes de la edad que podrían llegar a parecerse en algunos síntomas, como la enfermedad por reflujo gastrointestinal, la constipación y la alergia a la proteína de leche de vaca.

Cuando se piensa en los cólicos hay algo que vale la pena recordar: en los humanos se habla del cuarto trimestre (o sea, el primer trimestre de vida) como un período extrauterino que bien podría ser intra. Esto radica en que la maduración tanto neurovegetativa como gastrointestinal de los bebés no está del todo lista para la vida exterior. O sea, una jirafa nace y a los 15 minutos se paró. ¡Nosotros nacemos y a los 15 días todavía no nos dimos cuenta ni en brazos de quien estamos, salvo que sean los de mamá! La realidad es que aún no hay un solo factor que se vincule de forma directa con los cólicos, y es por eso que tampoco existe un tratamiento específico, muy a pesar de la industria farmacológica y de las familias que los padecen.

Pero por suerte sí hay cosas para hacer para aliviar los cólicos de nuestros hijos: 

1- Mantener el número de gente al mínimo durante los periodos de cólicos. Si hay visitas, este es el momento de irse. Lo sentimos mucho.

2- Bajar el volúmen de la casa. Cuando se acerca la hora de los cólicos lo mejor es que la casa esté más calma, que la familia esté más silenciosa. Que hablemos todos en un tono más bajo y más tranquilo.

3- Los masajes, ya sea simples o los masajes shantala con aceites tibios pueden ser un gran aliado a la hora de los cólicos. Lo mejor es hacer ejercicio tipo bicicleta todos los días y a eso agregar masajes alrededor del ombligo y en todo el cuerpo.

4- Baños tibios. Ojo con esto, acá tenemos un arma de doble filo. Si nuestros hijos se ponen muy locos durante el momento de los cólicos tal vez esto no sea buena opción porque nos podemos poner nerviosos todos y ahí es donde ocurren los accidentes. Pero en niños que se relajan en el agua es una buena opción. En caso de querer el calorcito, pero no el baño, una almohadilla de semillas que puede calentarse en el microondas puede transformarse en nuestra mejor amiga.

5- Mi gran compañero a la hora de los cólicos fue el mantener a mi hija apretadita, y noto que ese consejo es el que más gusta en muchas familias. Ya sea en un swaddle casero hecho con una mantita o dentro del fular o bandolera los chicos hallan mucho confort y esto los alivia durante los cólicos.

6- Mantener a los bebés en su posición favorita y prender ruidos blancos es uno de los preferidos a la hora de los cólicos. La posición como siempre varía de bebé a bebé. Hay quienes prefieren estar boca abajo, otros que prefieren estar más verticalizados. Esto lo dicta cada bebito por su cuenta. Los ruidos blancos generan un ambiente similar al que vivían dentro del útero materno, lo cual los retrotrae a momentos de mayor relajación.

Desde ya debemos recordar lo que dijimos inicialmente: Los cólicos son un cuadro benigno, y ante la aparición de fiebre, vómitos que no ceden, diarrea, cambios de coloración o de respiración deberemos acudir a nuestro pediatra para buscar si no hay algo que sea patológico o que requiera mayor evaluación.

Dra. Maria Sol Cabezas Hurtado
M. N. 135.859