CONVULSIONES

Durante las convulsiones ocurre que la actividad de las neuronas se desorganiza. Si este episodio le ocurre a un niño, lo observamos como una actividad muscular desorganizada con sacudidas rítmicas.

Es imposible empezar a hablar de convulsiones sin hablar sobre los mitos que hay alrededor de ellas.

El primero y más común es pensar que las convulsiones febriles ocurren de acuerdo con la magnitud de la fiebre. En el imaginario popular, el niño pasa los 39 grados y hace POP como un pochoclo y arrancan las convulsiones. Y no. La realidad es que las convulsiones febriles tienen una base hereditaria y ocurren a cualquier temperatura durante el ascenso o descenso térmico.

El segundo gran mito es el “sácale la lengua que se la puede tragar”. La realidad es que para poder efectivamente tragar necesitamos la lengua. Así que de tragarla ni hablar, es imposible! Por otro lado, durante el período convulsivo la misma estará pegadita al piso de la boca, y no se va a ningún lado. No conviene de ninguna manera intentar abrir la boca para introducir o sacar nada porque se corren riesgos de lastimarse uno o lastimar al niño.

Y entonces qué hago?

Fácil: minimizó los daños evitando los traumatismos de cráneo. Con lo que sea que tenga a mano haré una almohada para evitar los golpes de la cabeza contra el piso y allí sostendré la misma hasta que pase la convulsión.

Debo recordar siempre activar el Sistema de Emergencia local.

Una vez finalizada la convulsión, el cuerpo se relaja y queda como cansado. En ese momento sí necesito colocar al niño de costado y así poder despejar la vía aérea y permitir que se eliminen las secreciones acumuladas en la boca durante el periodo convulsivo para disminuir los riesgos de aspiración, y despejar la lengua de la vía aérea.

Toda convulsión, por regla general, deberá ser evaluada por un médico.

Dra. Maria Sol Cabezas Hurtado

MN 135.859