CONTROL PEDIÁTRICO

Muchas veces cuando tenemos un primer hijo o hija no sabemos muy bien qué esperar, qué es lo correcto, qué se evaluará y mirará en un control pediátrico. Cada pediatra realiza muchas veces una evaluación lo más completa posible tratando de abarcar la mayor cantidad de aspectos posibles para la evaluación de un niño en el tiempo estipulado.
A continuación te contamos la guía definitiva de lo que necesitan saber sobre los controles pediátricos, lo que podemos esperar que ocurra y cómo podemos prepararnos para aprovecharlo al máximo y abordarlo para que nos sirva como familia.

Durante el control pediátrico se realiza:

Examen físico:
Evaluación física completa. Se revisan minuciosamente el corazón, los pulmones, el abdomen, los ganglios, la piel, el aparato circulatorio, pelos, uñas, la boca, los dientes, la posición de la lengua, la vía aérea, los oídos, las articulaciones, la espalda, los pies, los genitales y hasta el talle de las zapatillas para ver que no molesten. Esto se hace a toda edad.

En el caso de recién nacidos también se hará una valoración minuciosa del cordón umbilical y se verá si hay fositas en región sacra o preauriculares (son como pequeños huequitos en la piel que pueden o no tener fondo y pueden o no tener pelos y que muchas veces se estudian), y la movilidad de los huesos de la cadera. Se analizan también los reflejos arcaicos e idealmente se solicita a la familia si puede alimentar al bebé durante la consulta para pesquisar que la técnica de lactancia o la administración de la mamadera sea la adecuada.

Evaluación neuromadurativa:
En bebés el examen neuromadurativo se realiza en la misma camilla, evaluando los reflejos arcaicos uno por uno (de búsqueda de pezón, caminata, escalón, reflejo de moro y esgrimista), y a medida que crecen se puede hacer una evaluación en el piso en caso de tener una alfombra apta para ver cómo rola, balconea, libera orificios, se sienta.
Hacia el año es ideal evaluar las pautas neuromadurativas en el piso para evaluar la marcha y sus posibles alteraciones.
El tema es cuando ya son deambuladores más grandes…
Acá generalmente lo que recomiendo es que el espacio de consultorio sea apto para valorar con los propios ojos cuales son las habilidades motoras y sociales adquiridas por los niños. Por lo general en consultorios sin juguetes ni espacios aptos el neuromadurativo es parte del interrogatorio básico de la entrevista, mientras que el mismo se enriquece cuando se ofrece a las familias un lugar donde se puedan evaluar in situ. Juguetes? Juegos de plaza? Pelotero? Y si, dale.

Es ideal que en las consultas podamos tomarnos el tiempo y espacio para evaluar el lenguaje apto para cada edad. Cuando son bebés muy pequeños conviene hacer caras y morisquetas para ver si se ríen, hacen algún gorjeo (“ajo ajo ajo”) o gritan. A medida que pasa el tiempo y comienza a aparecer el lenguaje comprensivo y no sólo el simbólico es importante que podamos captar palabras y no quedarnos con respuestas de su familias como “si si, habla un montón!”. Muchas veces el quedarnos con estas frases o inclusive con la creencia de que no nos hablan por timidez nos pueden llevar a demorar un diagnóstico de retraso del lenguaje o alteraciones del mismo. Así sea un secretito que le dicen a sus padres, un canto que se escuche en el fondo, algo, es importante el poder pescar momentos de lenguaje para cada edad.

Para la evaluación del componente motor fino vale la pena llevarles alguna comidita para ver cómo la agarran, y para los pediatras más valientes, lo mejor es dejar cosas al alcance del niño para ver cómo lo agarra, con qué parte de la mano, con qué fuerza. Más adelante también se incluye dentro de esta valoración el ver los dibujos que hacen, o que escriban su nombre. Super tip: incluir este dibujo o escritura en la historia clínica (ya sea de su pediatra o dentro de un cuaderno de la familia) para poder realizar comparaciones en el tiempo!

Pesquisa de antecedentes familiares: 
Nadie es nadie sin su familia y el saber los antecedentes de salud de ellos nos da una muestra anticipada de aquello que debemos prevenir a futuro con nuestros pacientes.
La búsqueda de antecedentes familiares va idealmente hasta los abuelos, ambos progenitores y hermanos. En aquellos casos en los que no contamos con datos (como por ejemplo en adopciones) debemos consignar también esos datos

Pesquisa de situación ambiental y potenciales riesgos:
Es importante saber cómo viven nuestros pacientes. Una buena entrevista familiar debería poder darnos una idea de esto. ¿Cuantas personas viven en la casa? Si hay o no mascotas y cuales, cómo se llevan con los niños, si tienen controles de salud periódicos y vacunas al día. Donde duermen los niños, cómo está calefaccionada esta habitación y el resto de la casa. Se debe preguntar tambien cuál es la situación de agua corriente y cloacas en donde los niños frecuentan. ¿Hay mosquiteros en el hogar? ¿Comenzaron ya la adecuación del hogar a los potenciales riesgos de las edades de sus hijos? También es obligatorio pesquisar sobre hábito tabáquico en quienes cuidan a los niños y no sólo en quienes cohabitan con ellos.

Vacunas:
No hace falta más que decir esto. VA-CU-NAS.
En todos los controles pediátricos se debe controlar que el carnet de vacunación esté completo y al día.

Indicaciones y prevención:
Todo pediatra debería tomarse unos minutos para anticiparle a la familia que esperar en el desarrollo de sus hijos hasta el próximo control haciendo énfasis en prevenir lesiones, picaduras de mosquitos y otros bichos, protección solar y aquello en lo que haya que hacer énfasis que se haya visto durante el control pediátrico. En este espacio se hacen también las órdenes para las interconsultas pertinentes si las hubiera.
En este tiempo es donde me gusta que se abra el tiempo de preguntas. Siempre se debe recomendar a los pacientes llegar con las preguntas que tengan anotadas en un papel o en su celular.

Luego de esto se pauta un nuevo control pediátrico, cuya frecuencia depende de la edad de nuestros niños, y todo vuelve a comenzar.

Dra. Maria Sol Cabezas Hurtado
M. N. 135.859